En el idílico Valle de Sibundoy, en el Alto Putumayo, del 21 al 24 de febrero, más de 35 actores de cambio se congregaron en el Encuentro Nacional del movimiento de #FundacionesTerritoriales de Colombia.
Como es característico de la filantropía comunitaria, estos 35 actores representaron las voces y propuestas de más de 200 actores locales distribuidos por todo el territorio nacional. La filantropía tradicional necesita evolucionar y el movimiento en Colombia está convencido de que la filantropía comunitaria es uno de los caminos hacia esa transformación. Por esta razón, este encuentro se convirtió en un espacio de inspiración para abordar dos retos interconectados:
Dos retos interconectados que nos desafían
Territorialización de recursos, una tarea pendiente: El último informe de la Human Rights Funders Network, titulado "La falta de confianza: la preocupante falta de financiación para los derechos humanos en el Sur y el Este Global", señala que las fundaciones del Norte Global controlan el 99% de la financiación mundial de los derechos humanos y destinan el 88% de esos recursos a organizaciones con sede en el mismo Norte Global. El 12% restante se destina a grupos del Sur y del Este. Además, las subvenciones directas a beneficiarios de Asia y el Pacífico o América Latina y el Caribe son tres veces inferiores a las subvenciones otorgadas a organizaciones fuera de estas regiones. El desarrollo sostenible y la defensa de los derechos humanos requieren con urgencia una efectiva y eficiente territorialización de los recursos existentes para generar cambios duraderos. Los procesos territoriales deben convertirse en protagonistas de su propio desarrollo, liderando la ejecución de los recursos destinados a sus territorios. ¿Por qué el financiamiento no puede ser más flexible y menos restrictivo para aquellos actores que trabajan incansablemente por su territorio?
La falta de confianza como barrera para transformar la filantropía:Por otro lado, la falta de confianza emerge como una barrera transversal para generar transformaciones sociales. Por ejemplo, según Ipsos (2022), la confianza interpersonal en Colombia es apenas del 22%. Esta escasez de confianza tiene un impacto directo en la creación de entornos propicios para la filantropía, lo que resulta en un ecosistema que establece reglas restrictivas y de protección en lugar de promover y movilizar el cambio. Las instituciones filantrópicas tienen un largo camino por recorrer en la descolonización de sus prácticas de asignación de recursos. Por esta razón, los procesos territoriales buscan tejer y cultivar relaciones de confianza que inspiren la acción en las comunidades, priorizando la colaboración sobre la competencia. Esta debería ser una referencia para todo el ecosistema si queremos alcanzar el desarrollo sostenible. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2022) estima que, al ritmo actual, solo se cumplirá el 43% de las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 (Innpactia, 2024). Desde el movimiento de Fundaciones Territoriales de Colombia, proponemos que la combinación de confianza y territorialización puede ser una contribución significativa para promover el desarrollo autónomo y sostenible del país.
En la búsqueda de una filantropía comunitaria transformadora, nos enfrentamos a desafíos significativos que requieren nuestra atención colectiva y acción inmediata. La territorialización de recursos y la construcción de confianza son pilares fundamentales para generar un cambio real y sostenible en nuestras comunidades.
Es hora de que nos unamos en este camino hacia una filantropía más inclusiva y efectiva. Tu opinión es valiosa en este proceso. ¿Qué ideas tienes para promover la territorialización de recursos y construir confianza en nuestras comunidades? Nos gustaría leer tus pensamientos y perspectivas.
¡Suma tu voz!
Por: Equipo TerritoriA
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